¡Enamora a Google!

Cada día más, el marketing de contenidos se ha convertido en una de las piezas principales, dentro de cualquier estrategia de presencia comercial en el mayor mercado global, Internet. ¿Por qué? Porque, como sucede en el mundo físico, hay que enamorar y, para ello, hay que dejarse ver, contar historias interesantes, dialogar, observar, en ocasiones imitar otros comportamientos, deslumbrar y llamar la atención (en el buen sentido), en definitiva, atraer y retener, fidelizando. Todo lo anterior, trasladado al mundo virtual, se llama “enamora a Google”, que se fije en ti y que las flechas de Cupido le lleguen al corazón, caiga rendido a tus pies y se olvide de otros posibles pretendientes.

Y alguien dirá, ¿y cómo flirteo con Google? La respuesta es sencilla: marketing de contenidos.

Pero, ¿qué es eso del marketing de contenidos?

¿Qué harías si quisieras ligar con un/una chic@? Pues eso. Despliega tus encantos, tal que un pavo real:

1.- Contenido legible y comprensible: ¡Cuéntale quién eres! De dónde vienes y hacia dónde se dirigen tus pasos. De un modo original. ¡Véndete! En un lenguaje sencillo y comprensible, sin circunloquios, ni rodeos. ¡Ah! Y no copies lo que hace la otra persona que está intentando lo mismo que tú. No le digas lo mismo, sé tú. ¡Muéstrate tal y como eres! Sin artificios. Cuenta cosas interesantes y, si eso, haz que sonría. No le gusta que le repitan lo que otr@ ya le ha dicho.

2.- De un modo discreto, ve indicándole en qué eres el mejor, en qué destacas, en qué campos eres imbatible, qué espacios son en los que te sientes mejor. Eso son las keywords. ¿A que ahora ya sabes mejor lo importante que son esas cosas? Pero no abuses. Que no piense que eres un presumido o un vanidoso.

3.- ¿Metadatos? Y si crees que en algún momento se puede despistar, que eso sucede, explicita lo que quieres, de qué estás hablando, que te posicione en todos los terrenos en los que tú quieres estar.

4.- En este contexto, hablar de usabilidad puede sonar extraño, pero no lo es. Cuando quedes con él no llegues tarde, sé puntual. No le hagas esperar. Si te pide algo, vuela. Compórtate siempre como sabes, con educación. Sé atent@ y el algoritmo de Google te “pondrá ojitos”.

5.- En ocasiones y según el momento, eso se aprende con un poco de práctica, convendrá que le mires a los ojos y le indiques, con un gesto, con un guiño, señalando con la mirada... en qué partes de tu estupenda anatomía quieres se fije más. Llévale de un sitio a otro. Eso son los llamados enlaces internos, sí. Seguro que sabes a lo que me refiero. ¡Dirígelo hacia donde tú quieras que llegue! Eso ya depende de ti. Bueno y de él, para qué engañarnos.

6.- Y ya sabes que las referencias son buenas. ¡Háblale de tus amig@s más interesantes! y, como son buen@s amig@s, seguro que much@s de ell@s le cuentan cosas buenas de ti, y omiten narrarle aquellas otras situaciones de las que no te sientes tan orgullos@. Es decir enlaza a contenido externo y haz que haya enlaces entrantes de calidad. Pero no le mientas y que tus amig@s tampoco lo hagan, eso no nos gusta a nadie.

7.- Y, por supuesto, sigue haciendo much@s amig@s, ya sabes “quien tiene un/una amig@, tiene un tesoro”. Para ello relaciónate y sal de paseo por las redes sociales. Tus amig@s vendrán a visitarte a casa.

Si nos haces un poco de caso, Google paseará a tu lado y te dará un beso. Se enamorará de ti.